Dos obras sobre dos grupos de mujeres. Las "salvajes" son en realidad una compañía de coristas que llegan a un pueblo andaluz y son acosadas por la beatería y la cobardía, a partes iguales, de sus habitantes, algunos de los cuales las toman por prostitutas. Las "arrecogías" son presas en el beaterio en cuestión, en Granada, por delitos de orden político en 1831; entre todas, destaca Mariana Pineda. Ambos grupos de mujeres son acusadas injustamente, ambos grupos sufren fuertes tensiones internas, a veces peores que las que reciben del exterior. En ambas obras se trata de provocar al público del tardofranquismo a salir de su pasividad (muy propio del momento). En ambas obras las pasiones apenas son contenidas y se huele practicamente la humanidad, para lo bueno y para lo malo. Ninguna de estas obras ha perdido frescura, en mi opinión, ni siquiera en sus planteamientos políticos de rebelión contra lo establecido, que hoy en día bien podría ser el liberalismo económico. Pero, sobre todo, transmiten un profundo sentido dramático, emotivo, que envuelve al lector, e imagino que al espectador también, en la historia de unos seres humanos que, en definitiva, sólo quieren ser tratados como tales. Dos estupendas obras, quizá mejor la segunda, más compleja y acabada, pero dos obras magníficas que deberían ser rescatadas del olvido. ( )