LOS PINTORES DEL ALMA

A FINALES DEL SIGLO PASADO, UN GRUPO DE ESCRITORES, MÜSICOS
PENSADORES y, por supuesto, pintores y escultores, se unieron para denunciar
e intentar escapar a los excesos del materialismo de un mundo, científico-positivo,
que empezaba a ser moderno y, para ellos, insufriblemente prosaico.

Frente a ese mundo, y frente a sus representantes plásticos, los impresionistas, estos
artistas reivindicaron la imaginación, lo subjetivo como impulso creador, la
espiritualidad como guía y la importancia del tema; el cuadro como algo mucho más
precioso y rico que la mera visión física de la realidad.

Este gran movimiento se conoce como Simbolismo, y cobijó bajo su amparo a dis-
tintos grupos, intereses y propuestas; a grandes artistas de muy distinto signo, pero
todos unidos por el sentimiento de una gran insatisfacción de fondo, por un mismo
anhelo compartido. Así, se construyó una página decisiva para la génesis del arte
de nuestro siglo, incluso una corriente general que recorre buena parte del arte
contemporáneo; tal vez también una inquietud, un cierto desgarro interno y personal
que no nos es del todo ajeno en este nuevo final de siglo.

La influencia y la historia del Simbolismo en España es más compleja de lo que lo
fue en el resto de Europa, pero no por ello menos determinante, por mucho que se
haya tendido a enmascararla bajo fórmulas más generales, cuando no más locales
y particulares. Todo ello pudo verse en una exposición que, sobre la pintura
simbolista en España, presentamos, hace tres años, en estas mismas salas.

En esta ocasión, y siguiendo una misma linea argumental, hemos querido buscar
los referentes internacionales y reunir un conjunto de obras que permitieran reconstruir
una de las páginas más brillantes y seductoras de la historia del arte moderno.