No puedo dejar de admirarme ante este hombre, que sabe escribir sobre tantas cosas, que tiene tantas ideas. Lo digo sin ironía: estoy pasmado. El título de este libro ya lo dice todo. Y es que Leibniz apenas escribió librotes largos, sino que parecía moverse más a gusto entre textos breves, a veces cartas o meros apuntes. Muchos de ellos no fueron editados en vida del autor, y en realidad todavía parecen quedar muchas obras más o menos extensas esperando ser editadas por primera vez en el "archivo Leibniz" en Hannover. Pero no solo eso, Nuestro autor no solo escribió sobre todo, sino que hizo de todo, desde inventar máquinas a ejercer de diplomático. Eso sí, no parece que hiciese nada relacionado con las artes, por lo menos que se sepa.

Sus ideas filosóficas más importantes son bien conocidas, en especial las "mónadas" o unidades metafísicas esenciales que llenan todo el universo. Pero en estos casi 45 escritos encontramos resoluciones de problemas matemáticos, al parecer de gran trascendencia (no los he comprendido, desde luego, pero sí me he enterado de por qué las integrales se llaman así, o qué cosa es el cálculo combinatorio), la descripción de una calculadora, una exhortación a invadir Egipto, un proyecto de unión de las iglesias cristianas, recomendaciones para crear una biblioteca o varios ensayos sobre la metafísica más abstracta que uno se pueda imaginar. En fin, una inteligencia enciclopédica y realmente asombrosa. ( )